top of page

Mis primeros pasos... Con Ella

Entro en casa después de un duro día de trabajo. Me saco los zapatos, dejo las llaves en su cuenco al lado de la puerta y cuelgo el abrigo. Voy al salón y veo que tengo varios mensajes, seguro que son de mi madre. Le doy al botón para que se reproduzcan mientras me dirijo a la cocina a por algo para beber. Abro la puerta de la nevera y oigo su voz. Miro al salón escuchando su mensaje.


-Hola pequeña. Sé que estás trabajando, pero también sé que oirás este mensaje. Así que a las 9:00 te quiero en la puerta de mi casa.


El mensaje termina con la dirección de su casa de la que tomo nota rápidamente y me quedo mirando unos segundos al salón mientras suena la voz de mi madre preguntando cómo me ha ido el día a través del contestador automático. La verdad es que hoy ha sido una mierda de día, discusiones con compañeros, jefes… Miro la hora en el reloj de pared de la cocina.


-Mierda.


Cierro la nevera y corro a arreglarme, me voy desnudando de camino a la habitación. Cuando llego abro el armario, saco un vestido negro, unos zapatos de tacón y ropa interior a juego. Corro a la ducha y en un tiempo record estoy arreglada y lista para salir. Voy muy justa de tiempo, así que llamo a un taxi. El taxista no deja de mirarme, no suelo ir maquillada ni bien peinada… Pero hoy es mi primer encuentro con Ella.


Pago al taxista y miro la hora. Genial, dos minutos antes. Ahora a esperar. Miro el reloj deseando que terminen estos dos minutos eternos. Hace meses que hablo con Ella por internet, hemos tenido conversaciones telefónicas, por msn y por todos los lados imaginables, pero nunca nos hemos visto en persona… Aun. Ella me ha visto en fotografías, me ha oído gemir,… Dudo delante de la puerta, no me atrevo a llamar. Cuando me decido a darme la vuelta y volver por donde he venido se abre la puerta y… Allí está ella. Me agarra del codo y con su tono más autoritario pregunta:


-¿A dónde te crees que vas?


Mi voz sale entrecortada, casi tartamudeante cuando logro girarme para enfrentarla sin mirarla y susurrarle.


-Pe… Pensé que…


-Shh. No pienses. Eso es cosa mía.


Un estremecimiento recorre mi cuerpo y Ella tira ligeramente de mí, huele mi pelo y siento como sonríe. Sí, me he puesto el champú y la colonia que sé que le gustan a Ella. Se aparta ligeramente y me hace entrar en el piso. Miro a todos lados algo asustada. El piso es muy bonito, acogedor y luminoso, muy de su estilo… Y no parece una mazmorra o un sitio raro…


-Toma asiento, acomódate.


Me indica el sofá y veo como entra por una puerta que parece ser la cocina. Me siento en el sofá y Ella vuelve con un par de refrescos.


-Relájate, no haremos nada que no quieras.


Relajarme… Muy lógico pero… No es sencillo de hacer. Respiro hondo y le doy las gracias por el refresco que me ofrece. Empezamos a hablar y bromear durante un buen rato. Sin previo aviso Ella se acerca y besa la comisura de mi labio, empieza a bajar suavemente besando mi cuello aproximándose a mi oído para susurrarme un “¿Estas lista?”. Tiemblo de pies a cabeza y doy gracias por estar sentada pues de lo contrario los tacones dudo que me hubiesen aguantado. Ella se levanta, me tiende la mano en una orden muda que obedezco ofreciéndole mi mano, me levanta y me guía hasta una habitación al fondo de la casa.


Abre la puerta y me hace entrar delante, la verdad me deja parada y sorprendida. Es una habitación blanca y luminosa con una preciosa cama, una especie de diván… Parece más bien una habitación de princesa que una mazmorra, eso me calma hasta que oigo cerrarse la puerta tras de mí. Me giro y la veo observándome desde la puerta. Se aproxima a un armario grande, me mira y me dice antes de abrir las puertas que cierre los ojos. Agacho la cabeza con los ojos cerrados mirando al suelo, me incomoda tener los ojos cerrados pero Ella me dijo hace tiempo que en su armario de juguetes solo mira Ella… Y supongo que eso es lo que es este armario.


Siento como se aproxima a mí y contengo el temblor de mi cuerpo. Siento sus manos acariciarme la nuca y me estremezco.


-Desnúdate.


Levanto la cabeza alzando la barbilla, aun que sin abrir los ojos.


-Pu… Puedo… ¿Abrirlos?


Siento su mano azotar mí culo, un jadeo de sorpresa escapa de mi boca y Ella responde.


-No. Y ¿Cómo debes pedir las cosas?


Logro susurrar un “por favor Ama” mientras empiezo a desnudarme con los ojos cerrados, siento su mano acariciando mi nalga, allí donde antes me ha azotado. Cuando he sacado el vestido por mi cabeza Ella lo coge y lo deja no sé dónde, siento sus ojos mirándome, examinándome… Se acerca y pasa una cinta por delante de mis ojos, es suave y agradable.


-Así estarás más tranquila.

Me susurra al oído.


-No te dejaré sola, si te ato podrás soltarte, si te sientes mal, incomoda o quieres parar solo di tu nombre y pararé automáticamente.


Me estremezco ante la idea de no ver nada, de no poder soltarme o de tener que pararla.


-Estás preciosa. Termina de desnudarte.


Me saco mi ropa interior despacio, con miedo a caerme cuando saque las piernas de la ropa, sin el sentido de la vista y con los tacones no tengo claro que no vaya a caerme. Sus manos hábiles me sujetan cuando pierdo el equilibrio.


-Pe… Perdone Ama… Los… Los tacones… No suelo usarlos… Ama.


Casi olvido el final de la frase, pero he podido rectificarlo a tiempo.


-No pasa nada, sácatelos.


¡Por fin! Mis pies empiezan a matarme, soy chica de bambas, sandalias… Pero no demasiado de tacones y cuando hace tiempo que no los uso me matan… Me saco los tacones mientras Ella me sujeta para que no me caiga. Me guía hasta algún punto de la habitación y me gira. Recoge mi pelo en un moño en mi nuca.


-Apóyate en la pared, está delante de ti.


Tanteo con mis manos y encuentro la pared, me apoyo con las manos en esta y siento como Ella se aleja. Me inquieta la idea pero espero tratando de ser paciente. Siento como se acerca y como algo suave recorre mi espalda, parecen cintas.


-Esto es un gato, ya lo has visto, ¿No?


-S… Si Ama… Me… Me mandó una fotografía.


-Recuérdame, ¿Qué debes decir si quieres qué pare?


-Mi nombre Ama.


-Bien.


Siento su sonrisa a la vez que las cintas  dejan de frotar mi espalda, Ella se aleja ligeramente y espera. Su espera me impacienta pero trato de no mostrarlo aun que sé que estoy fracasando estrepitosamente. Sin previo aviso siento el primer azote en mi espalda, es suave, pero… ¡Duele! Aun que… No tanto como esperaba… Esto puedo sobrellevarlo…


-¿Bien?


Sus manos recorren mi espalda calmando el picor del primer azote.


-Si Ama… Pica… Pe… Pero estoy bien.

Sonríe, lo sé, lo noto. Se aleja de mí y vuelve a azotarme, esta vez sin caricia posterior. Algunos azotes son suaves, mientras otros son más duros, en algunos susurro que los de más flojos por favor. Después de no sé cuantos azotes, vale, estaba histérica, debí contarlos, pero no lo he hecho, siento como se acerca a mí y me acaricia la espalda.


-¿Estás bien?


Asiento con la cabeza incapaz de encontrar mi propia voz, me hace girar y mirarla. Pasa mis dedos por mis mejillas y retira las lagrimas que ignoraba estaba derramando.


-Lo… Lo siento… Yo… No…


-Shhh. Lo sé.


Besa mi mejilla y se aleja. Vuelvo a sentir sus manos, pero esta vez de un modo distinto, acarician mi espalda untando crema hidratante, calmando mis miedos, mis inquietudes e inseguridades.


-Estoy orgullosa de ti.


Me susurra al oído sin dejar de cuidar mi espalda. Siento como me sonrojo cuando siento su mano separando mis piernas y tanteando mi humedad. No es mucho pero… Sí, estoy mojada.


-Ven.


Me coge de la mano y me guía a otro punto de la habitación.


-Arrodíllate.


Sin soltarme me ayuda a arrodillarme y me indica cómo desea que me ponga.


-Separa las rodillas y pon las manos sobre ellas. Sube la barbilla y mira al frente. Pon tu espalda recta y relaja los hombros.


Cumplo lo que pide a medida que va ordenándolo.


-Perfecta.


Susurra y se aleja. No sé cuánto tiempo he estado así, pero cuando las rodillas empiezan a dolerme Ella vuelve. Acaricia mi espalda y vuelve a azotarme, creo que con el gato de nuevo. Esta vez son menos los azotes. Me da la mano y me ayuda a levantarme, me lleva hasta la cama y me ayuda a tumbarme.


Sus manos agarran con suavidad y firmeza mi mano derecha y, a juzgar por el frio, esposan mi muñeca.


-Prueba  a abrirlas.


Hago el intento y lo logro. Bueno, al menos sé que podré soltarme si lo necesito. Sube mi mano y la esposa al cabezal junto con la otra mano. Uf, esto me incomoda pero… Puedo soltarme si lo necesito. Sus manos recorren mi cuerpo hasta llegar a mis tobillos, los separan y atan cada uno a una punta de la cama. Pasa su mano rozando mi centro húmedo. Y se aleja de nuevo.


-No te asustes.


Me dice cuando vuelve y vale, eso me ha asustado. Siento caer algo en mi espalda, algo que arde unos segundos y se “apaga”… Eso… Eso es… Es cera. Mierda, sabe que me aterra la cera, me da miedo quemarme, que me queden marcas o yo que sé… Me tenso al notar la segunda gota caer.


-¿Puedes?


-Que… Quema… Pe… Pero no es tan malo… Como pensaba.


Sonríe y vuelve a preguntar.


-¿Puedes?


-Cre… Creo que si Ama.


-¿Crees?


-Arde… Pe… Pero rápido se apaga… Creo que… Asusta más cuando cae de… De lo que realmente duele…


-¿Puedes aguantar un poco más?


Asiento con la cabeza y oigo como Ella susurra un ligero “bien”. Vuelven a caer unas gotas sobre mi espalda y trato de contener las sensaciones. Ella lo nota y para, me acaricia la espalda suavemente.


-Está bien, cálmate, lo dejaremos aquí por hoy.


Suelta un poco mis piernas y me hace levantar la cadera dejando mi pecho apoyado en la cama. Acaricia mi centro suavemente y un jadeo escapa de mi boca.


Siento un suave pero picante azote sobre mi sexo con algo duro y me tenso. Vuelve a acariciarme pero esta vez noto que no es su mano la que me toca, es esa cosa que no logro identificar, es dura y fresca aun que no fría… El contacto se aleja de nuevo y vuelve a azotarme. Empieza así un juego de roces dulces y cariñosos con azotes duros y picantes por mi centro, mis piernas y mi culo. Me sonrojo cuando empiezo a gemir en respuesta a sus azotes.


Ella para y se aleja. Siento el peso de algo subirse a la cama y sé que es Ella, acaricia la zona azotada. Frota su mano suavemente por la humedad de mi centro y deja un azote con su mano abierta antes de alejarla. Me susurra al oído y yo me humedezco más aun:


-Te has portado muy bien perrita, ahora tendrás tu recompensa.


Aun no ha terminado cuando siento algo que me penetra fuerte, duro, rápido. Ella se levanta y empieza a mover sus caderas haciendo que ese objeto entre y salga de mi a un ritmo y con una fuerza que nadie me había hecho experimentar antes. Sus manos sujetan mis caderas y suelan algún azote ocasional.


-No te corras hasta que te lo permita mi perra.


Jadeo en protesta porque estoy realmente cerca. Ella sonríe y me azota más fuerte. Lleva su mano a mi centro y acaricia mi clítoris. Oh, no, eso no… Si sigue me correré sin poder evitarlo. Ella parece leer mi pensamiento y para de golpe. Uf, que frustrante es eso.


Sus movimientos cambian y lo noto, ella esta tocándose a la vez que se mueve dentro de mí.


-Ahora.


Su orden es como darle al botón de encendido de una bomba de relojería, imparable, irreversible. Me retuerzo debajo de Ella a la vez que me corro como nunca antes. Lo mejor es sentir que Ella también lo hace y eso me llena de alegría. Siento como suelta mis manos, pero soy incapaz de moverme, Ella frota mis hombros relajándolos, sale de dentro de mí y jadeo en protesta. Me desata y desvenda los ojos y la miro, lleva puesto un cinturón que esta sacándose. Lo deja en la mesita de noche y se acerca con el bote de crema hidratante, empieza a masajearme. Me besa en la frente y me felicita y yo solo puedo sonreír.


-Descansa, duerme.

​dilara_De_Aks

bottom of page